Alone again.

-¿siempre vas a estar conmigo?-preguntó despacio, casi inaudible.
-¿Q-que?-
-siempre vas a estar conmigo ¿verdad?- repitió

Otra vez, la misma pregunta que le hizo esa noche, la primera en la cual durmieron juntos, ¡maldición! Las cosas no debieron haber resultado así, todo esto nunca debió suceder, no teína otra opción, no había vuelta otras, ya no. Se perdió en por última vez en esos profundos ojos y le respondió tratando de que su voz no se quebrase.

-Siempre…-

Y se besaron despacio, dedicándose a sentir, apreciando cada segundo, porque cada vez que sus labios se convertían en uno solo, era como si el cielo bajase, era algo tan especial, una sensación tan única, tan inexplicable, que el dolor desaparecía, y solo quedaban ellos dos. Escucho su suave voz de nuevo, con aquel tono pacifico, feliz.

-es una promesa-
-una promesa…-

Lo vio cerrar los ojos de forma lenta, casi como en un sueño, tan delicado, tan hermoso. Y lo sintió desvanecerse, suave como el aire y el tiempo se convirtió en nada, sintío como dejaba de respirar para siempre entre sus propios brazos.